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La lucha clandestina del SUP

Avance del libro

MEMORIA DE UNA LUCHA CLANDESTINA

Por una Policía civil al servicio del pueblo, 1976-1985

José Tejero Díaz

portada y contraportada memoria de una lucha clandestina2En este año de 1976, un grupo de policías armados demócratas de Sevilla se reunieron clandestinamente para hablar de la situación en que se encontraba el colectivo policial y el malestar existente entre sus miembros, que no veían en el segundo gobierno de la Monarquía voluntad política para llevar a cabo los urgentes y necesarios cambios en aquellas Fuerzas de orden público. Hablaron ya entonces de la necesidad de crear un sindicato que luchara por unas condiciones dignas de trabajo de los miembros de la Policía Armada, en consonancia con los avances que se iban viendo para otros trabajadores de nuestro país. En dicha reunión se cuestionó ya la presencia militar en el Cuerpo, porque la misma suponía una rémora para el avance en derechos de los policías, que según los reunidos, debía producirse en coherencia con los cambios sociales y políticos que se estaban produciendo en España. En este año de 1976, un grupo de policías armados demócratas de Sevilla se reunieron clandestinamente para hablar de la situación en que se encontraba el colectivo policial y el malestar existente entre sus miembros, que no veían en el segundo gobierno de la Monarquía voluntad política para llevar a cabo los urgentes y necesarios cambios en aquellas Fuerzas de orden público. Hablaron ya entonces de la necesidad de crear un sindicato que luchara por unas condiciones dignas de trabajo de los miembros de la Policía Armada, en consonancia con los avances que se iban viendo para otros trabajadores de nuestro país. En dicha reunión se cuestionó ya la presencia militar en el Cuerpo, porque la misma suponía una rémora para el avance en derechos de los policías, que según los reunidos, debía producirse en coherencia con los cambios sociales y políticos que se estaban produciendo en España.

Es cierto que por aquellos años, en algunas plantillas del Cuerpo había compañeros con inquietudes sindicalistas, pero no lo es menos que tanto las siglas del sindicato que hoy nos une como su base estructural, indiscutiblemente, tuvieron su origen en Sevilla, que se convirtió en el nudo de conexión con otras capitales de España en el periodo comprendido entre los años 1976, año del nacimiento del SUP, y la celebración del Congreso Constituyente en enero de 1985.

La primera gran manifestación de policías y guardias civiles en Madrid.

El sábado 17 de diciembre de 1976 unos doscientos policías armados, inspectores del Cuerpo General de Policía y guardias civiles, se concentraron en la Plaza de Oriente de Madrid y desde allí, en grupos de tres en tres, se trasladaron al Ministerio de la Gobernación, sito en la Puerta del Sol, donde estuvieron concentrados ya unos cuatrocientos debido a que en el recorrido se les sumaron otros miembros de los referidos cuerpos.

Cuentan también las crónicas del referido diario que durante el recorrido, algunos mandos se dirigían a los manifestantes apelando al daño que estaban haciendo a la patria con su actitud, sin ser oídos por los policías, cansados de ser tratados como perros por aquellos que confundían la patria con su pechera cargada de medallas y sus bolsillos llenos de dinero.

Los manifestantes reivindicaban esencialmente que sus miembros recibieran asistencia sanitaria en la Seguridad Social y no en la Sanidad Militar. Al trato indigno que recibían habitualmente en el servicio los policías y guardias civiles, se unía que además sus familias recibían un trato injusto por discriminatorio en la atención sanitaria, que se recibía a través de la Sanidad Militar. La asistencia a las esposas e hijos de los policías, como todo en lo militar, estaba jerarquizada, y los jefes militares y policiales y sus esposas e hijos tenían preferencia sobre los policías, guardias civiles, sus esposas e hijos, para consultas, ingresos, operaciones y para cualquier actividad que se realizara. Si la mujer de un policía estaba esperando una consulta y llegaba un mando militar, o su esposa e hijos, sin pedir hora porque no la precisaban, tenían preferencia. Y así ocurría para consultas médicas y cualquier otra actividad, con lo que la jerarquía rebasaba el ámbito profesional y pasaba al ámbito familiar.

También hay opiniones que motivan la manifestación en el desacuerdo con la dirección que estaban tomando los acontecimientos políticos (se celebró dos días después de aprobarse el referéndum que abría la puerta a la llegada de la democracia después de casi cuarenta años de dictadura), y también había quienes situaban la motivación en que los policías querían una democracia plena con más derechos para ellos. Sea cual fuere la razón, el caso es que miembros de los tres cuerpos de seguridad se manifiestan contra sus mandos y los responsables políticos y con su manifestación señalan el inicio del movimiento sindical en la policía, y el detonante del nacimiento formal, -aunque ya estaba gestionándose- catorce meses después, del Sindicato Unificado de Policía.

El 18 de diciembre, al saber que muchos de sus compañeros que participaron en la manifestación estaban siendo arrestados, otros cuantos miembros de ambos cuerpos, mayoritariamente de la Guardia Civil, se manifestaron nuevamente. Las crónicas periodísticas de ambos acontecimientos las encontramos en el diario El País, que se hace eco del hecho y cuenta que el día 17, estando los agentes concentrados en la Plaza de Oriente, les dirigió la palabra un dirigente del Partido Agrícola Español, que fue silbado por algunos asistentes que no querían la asistencia de ningún político, y da cuenta también de la agresión de que fue víctima el general Chicharro, que pretendió disolver a los concentrados en la Puerta del Sol por el expeditivo sistema de insultarlos y ordenarles que se fueran. Los manifestantes le abuchearon y, al intentar el general reprimir estas manifestaciones, algunos reaccionaron violentamente, produciéndose un altercado físico mientras pedían su dimisión. También acudieron a la misma calle fuerzas de la brigada antidisturbios de la Policía Armada que no llegaron a intervenir en ningún momento. Algunos de los manifestantes indicaron que estas fuerzas no intervendrían en ningún caso contra ellos.

Al lugar de los hechos, que fue acordonado por las fuerzas antidisturbios, acudieron fotógrafos de prensa y cámaras de televisión, pero los manifestantes impidieron en todo momento ser filmados, al igual que lo habían hecho durante la marcha hacia el ministerio. Los policías manifestantes insistieron repetidamente en su intención de que una comisión fuera recibida por el Ministro de la Gobernación, que se encontraba en el edificio, y por el Vicepresidente para la Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado. Cuentan también las crónicas del referido diario que durante el recorrido, algunos mandos se dirigían a los manifestantes apelando al daño que estaban haciendo a la patria con su actitud, sin ser oídos por los policías, cansados de ser tratados como perros por aquellos que confundían la patria con su pechera cargada de medallas, sus bolsillos llenos de dinero y un poder omnímodo sobre sus subordinados, que carentes de derechos, se habían convertido en esclavos del régimen que sostenían y sometidos a cualquier capricho de sus mandos.

El día 22 de diciembre el diario El País publicaba lo siguiente:

Más de sesenta guardias civiles arrestados y unos cien expedientados. Los guardias civiles se encuentran arrestados en el Colegio para Guardias Jóvenes de Valdemoro por su participación en la manifestación de viernes y sábado pasados.

En la que tuvo lugar el viernes participaron unas cuatrocientas personas entre miembros de la Policía Armada, Guardia Civil y Cuerpo General de Policía. La del sábado fue protagonizada por unos cincuenta guardias civiles que protestaban por la detención de un compañero en la manifestación del día anterior. En relación con este asunto, un coronel de la Guardia Civil ha sido nombrado juez instructor para que instruya las diligencias correspondientes. Por otra parte, parece ser que a las detenciones citadas se unen casi cien expedientes incoados a participantes en las manifestaciones”.

La reacción de los mandos no se hizo esperar y hubo decenas de ingresados en la cárcel de Soria y en los calabozos de algunas instalaciones militares, donde fueron sometidos a tratos vejatorios, presiones permanentes y careos interminables para obligar a los detenidos a denunciar a sus compañeros; unos fueron trasladados o expulsados, y muchos de ellos conminados a pedir la baja “voluntaria” del Cuerpo.

Así arranca el libro «Memoria de una lucha clandestina» que, escrito por el policía, fundador y ex dirigente del Sindicato Unificado de Policía, Pepe Tejero, ha visto la luz en este mes de noviembre en Sevilla. Se trata este libro en su conjunto de un capítulo muy novedoso de la transición a la democracia española protagonizada y contada por policías demócratas que estuvieron en primera línea.