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La estrategia de la araña

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Mis asiduos lectores, que imagino que alguno tendré, saben que me gusta utilizar nombres de películas más o menos famosas para titular estos artículos. En esta ocasión he dudado entre dos, “El hombre tranquilo” de John Ford y el de “La estrategia de la araña” de Bernardo Bertolucci. Como ya supondrán, el primero se refería al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, quien en una jugada política magistral bastante impropia de su carácter, ha dejado descolocados y fuera de juego a sus principales oponentes, sobre todo al candidato socialista, Pedro Sánchez, al renunciar de momento a ser investido. Sánchez ha picado el anzuelo como un incauto y, diga lo que diga, ponga todas las excusas que se le ocurran a él y a sus cogecosas,

Sus detractores podrán decir lo que quieran, pero es indudable que la renuncia de Rajoy a la investidura tras contemplar la rueda de prensa del vicepresidente Pablo Iglesias y de sus cinco ministros, en la que confirmaban un acuerdo entre Podemos y el PSOE, y por lo tanto una total imposibilidad de sacar adelante la investidura, era una postura lógica y humanamente comprensible. Esa renuncia conseguía, además, parar los plazos que marca la Constitución para la convocatoria de unas nuevas elecciones y dar un tiempo más a todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso para que puedan llegar a algún acuerdo de gobernabilidad que ponga fin al embrollo en el que nos hemos metido y a la inestabilidad que  ello conlleva.

Al final decidí poner el título de la película de Bertolucci porque en toda esta historia que ha ocupado  esta semana horas y horas de tertulias y análisis, lo de menos ha sido la renuncia de Rajoy. Lo más importante que ha ocurrido es el golpe de efecto que ha dado Pablo Iglesias con su famosa rueda de prensa interministerial. A Iglesias se le puede tildar de muchas cosas, de demagogo, de populista, de chulo, de pseudoprogre, de amigo de dictadores, hasta de corrupto si se demuestran los pagos recibidos por Irán o Venezuela, pero desde luego no es tonto, maneja como nadie los mensajes en los medio de comunicación y no da puntada sin hilo.

[blockquote style=»1″]No sé lo que va a ocurrir en las próximas semanas, pero me da la impresión de que alguien tiene que tomar las riendas con fuerza y enderezar, por el bien de todos los españoles, una situación que se ha desbocado.[/blockquote]

En su última jugada ha aplicado lo que yo llamo la estrategia de la araña. Se trata simplemente de ir tejiendo poco a poco su tela para cazar a sus víctimas para que éstas, sin darse apenas cuenta, caigan en su trampa mortal y queden presas en sus propias contradicciones. Podemos ha diseñado pormenorizadamente esta estrategia para ir laminando y absorbiendo para sí paulatinamente los millones de votos del PSOE.

Primero fueron los pactos municipales y autonómicos en ciudades tan importantes como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Cádiz y en comunidades como Castilla La Mancha o Valencia en pro de unos llamados gobiernos de progreso que eran una especie de experimento con gaseosa de lo que podía ocurrir en el futuro. Esos pactos han provocado que muchos electores socialistas de toda la vida hayan preferido en las últimas elecciones generales votar directamente a Podemos desviando así unos votos que habían sido siempre fieles al PSOE.

El hecho de que la lista que encabezaba Pedro Sánchez en Madrid quedara en cuarto lugar y que en términos nacionales los socialistas sacarán el peor resultado de su historia pone de manifiesto que esta estrategia de la araña `puesta en práctica por los muchachos de Podemos les está dando un resultado espectacular y que, si Pedro Sánchez les sigue haciendo el juego y el Comité Federal no le para los pies a tiempo, puede acabar hundiendo definitivamente al PSOE en el centro de la tela de araña que ha tejido hábilmente Pablo Iglesias.

No sé lo que va a ocurrir en las próximas semanas, pero me da la impresión de que alguien tiene que tomar  las riendas con fuerza y enderezar, por el bien de todos los españoles, una situación que se ha desbocado. Si para ello es necesario que alguien dé un paso atrás y deje la negociación en manos de personas menos obcecadas y más dúctiles, mejor que mejor. No están los tiempos como para poner los intereses personales y partidistas por encima de los del Estado. Y tampoco lo están para que caigamos todos en la trampa tendida en esa peligrosa tela de araña tejida por falsos populismos que nos conducen indefectiblemente al desastre.